Especialización inteligente. Voto inútil

Hemos criticado y seguiremos criticando en este blog la palabrería pedante de los expertos, la pretensión de dar al discurso grandilocuencia e ínfulas de superioridad.  Envuelta en esta jerga se anuncia ya la nueva zanahoria que colgará pronto ante el hocico de políticos y gestores de la cosa pública, el último invento de esos Moisés que tan obligados se sienten a guiar a una sociedad desorientada en la travesía del desierto de la crisis. El invento se llama «Especialización inteligente», o de forma más cool, S3. No, no es la marca de una colonia sino el acrónimo de Smart Specialization Strategy.

Este concepto ha sido parido por un «panel de expertos» europeos denominado Knowledge for growth group. Estos expertos han llegado a la conclusión de que la brecha productiva entre Europa y EE.UU. radica en la menor especialización tecnológica y económica europea y en nuestra menor capacidad para priorizar esfuerzos a nivel regional. Para combatir este inquietante déficit, la Comisión Europea está trasladando a las regiones la necesidad de alcanzar la «Especialización Inteligente». Y para animar a la «toma de conciencia» Europa advierte (¿amenaza?) que los fondos de cohesión y de investigación estarán supeditados a que se implementen estrategias para dicha especialización.

Si uno que no es economista lo ha entendido bien, esto significa que hay que tender a una especialización a nivel regional. O sea, que se acabó lo de hacer un poco de todo, hay que decidir qué es lo que se nos da mejor en cada región, qué es lo que hacemos mejor que los vecinos, e invertir nuestros esfuerzos en ello, sea el olivo, el turismo, la industria petroquímica o la fabricación de naipes. Europa manda, y el entusiasmo que caracteriza a nuestros gestores por cualquier europamplina augura que este va a ser la moda política de los próximos meses y/o años. Adiós al desarrollo sostenible, bienvenida la especialización inteligente.

¿Botón de muestra? El Encuentro sobre Especialización Inteligente en Andalucía que tendrá lugar en Sevilla el próximo día 23 de noviembre. La convocatoria no tiene desperdicio. Lean, por favor, y párense de vez en cuando para tomar aliento:

«La Comisión Europea ha situado el concepto de “Especialización Inteligente” como un pilar central de la Estrategia Europa 2020, primero con la Iniciativa Emblemática “Unión por la Innovación” y desde ahora en la propuesta de nuevos Reglamentos de los Fondos Estructurales, incorporada como un elemento de condicionalidad ex-ante que supeditará la financiación de la I+D+I en el Marco de Cohesión 2014-2020 a la existencia de Estrategias Regionales basadas en la Especialización Inteligente»

Atención, si han podido superar lo de la «condicionalidad ex-ante», reparen en que se está hablando de un «pilar central de la Estrategia Europa 2020» que condicionará la financiación de la investigación. La cosa va en serio. El documento explica que la SS es:

«… La priorización y concentración de recursos en determinados entornos productivos y tecnológicos en cada región. Esta priorización nace de la constatación de la realidad de cada territorio y considera el  paradigma de la innovación abierta. Con un enfoque global, ha de estar orientada hacia la integración de estos entornos productivos en cadenas de valor internacionales. Se concreta en la toma de decisiones estratégicas, consensuadas por los actores sociales, económicos y del conocimiento, a través del proceso que se ha venido denominando “descubrimiento emprendedor”.

Demasiadas palabras polisílabas para poder  asimilar el mensaje. Pero un buen material para hacer un par de reflexiones cínicas. En primer lugar la imagen que nos viene a la mente. Unas regiones europeas articuladas en una especie de gigantesca cadena de producción, orientadas por criterios de máxima productividad y competitividad. ¿No estamos en la globalización económica? ¿No se nos obliga a competir con países donde no existe la democracia ni los derechos sindicales? Pues, ¡adelante!, ¡Ocupemos nuestro puesto en la «cadena de valor internacional» y hagamos lo que sabemos hacer, nos guste o no!

La segunda reflexión va más allá de este caso concreto. Lo significativo es el patrón por el que están cortadas todas estas moderneces. Se supone que la política, los gobiernos a todos los niveles, son elegidos democráticamente para poner en práctica propuestas y programas nacidos de la reflexión, del conocimiento de la realidad, de la aplicación de las grandes ideas sobre el papel del estado en la economía y la sociedad. Y sin embargo, lo que tenemos delante es una panda de políticos sin ideas propias ni iniciativas, dispuestos a apuntarse de manera tan entusiasta como acrítica a la última ocurrencia alumbrada por cualquier panel de expertos. Expertos que nadie conoce, que nadie sabe de dónde sacan su legitimidad y que nadie sabe hacia dónde estaban mirando cuando la crisis se nos echaba encima. Expertos que han sustituido a los sacerdotes en la labor de pastorear al rebaño. Mi admirado Feyerabend alertaba hace cuarenta años, en su ensayo «Expertos en una sociedad libre», sobre esta dictadura encubierta de los expertos, esta degeneración de la democracia en la que las decisiones, las políticas y las ideas se cuecen en oscuros sanedrines y se expresan en un lenguaje «superior», alejado del que usa la gente normal. «Ex-ante«. «Dominus Vobiscum«. Como el latín de los curas en el pasado.

A pocos días de las elecciones generales, esta reflexión nos lleva a plantearnos si realmente existe el «voto útil». Si realmente estamos eligiendo entre políticas o tan sólo estamos eligiendo a quienes van a aplicar sumisamente lo que otros, en las cocinas del poder real, han decidido ya. En mi opinión, y tal como están las cosas, el único voto realmente útil será el que exprese nuestro rechazo ante esta perversión de la democracia. La cuestión será cómo dar forma de voto (o de abstención) a ese rechazo.

Acerca de desdemitonel

Biólogo, profesor en la Universidad de Málaga
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2 respuestas a Especialización inteligente. Voto inútil

  1. Ortega y Gasset llamaba «bárbaros» a estos especialistas o expertos que saben mucho,, casi todo, de algo y nada de todo lo demás.
    Pero el criterio, el único criterio que prima, es el económico. Así se produce más,`¡qué duda cabe¡.
    La pregunta es si, así, se es más feliz.
    Porque el objetivo de la inteligencia ni es la verdad (como siempre se ha afirmado),ni la productividad (como ahora se cree), sino la felicidad (como han dicho los filósofos).
    La S3 me recuerda la película de Charles Chaplin

  2. desdemitonel dijo:

    Definición feyerabendiana de «experto»: La persona que busca sobresalir en un campo muy limitado del conocimiento a costa de un desarrollo equilibrado.
    Y estuve a punto de incluir en el comentario una alusión a «Tiempos modernos» de Chaplin, así que hemos coincidido. Aunque me temo que lo que nos espera, más que «Tiempos modernos» será «Metrópolis»…
    Gracias como siempre por tus comentarios, Tomás.

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